domingo, 4 de agosto de 2013

132 El décimo trabajo: Los bueyes de Geriones

a. El décimo trabajo de Heracles consistió en llevar los famosos bueyes de Geriones desde Eritrea, una isla situada cerca de la corriente del Océano, sin pedirlos ni pagarlos. Geriones, hijo de Crisaor y Calírroe, hija ésta del titán Océano, era rey de Tartesos en España, y tenía fama de ser el hombre más fuerte del mundo. Había nacido con tres cabezas, seis brazos y tres cuerpos unidos en la cintura. Los bueyes rojos de Geriones, animales de una belleza maravillosa, estaban guardados por el pastor Euritión, hijo de Ares, y el perro bicéfalo Órtro —anteriormente propiedad de Atlante— nacido de Tifón y Equidna.

b. Durante su paso por Europa Heracles mató muchas fieras y cuando por fin llegó a Tartesos erigió un par de columnas frente por frente a los dos lados del estrecho, una en Europa y la otra en África. Algunos sostienen que los dos continentes estaban unidos en otro tiempo y que él abrió un canal entre ellos, o separó los riscos; otros dicen que, al contrario, estrechó el paso existente para impedir que entraran las ballenas y otros monstruos marinos.

c. Helio lanzó sus rayos sobre Heracles, quien encontrando imposible trabajar con semejante calor, tomó su arco y disparó una flecha contra el dios. «¡Basta!», exclamó Helio enojado. Heracles se excusó por su malhumor y aflojó el arco inmediatamente. Para no dejarse superar en cortesía, Helio le prestó a Heracles su copa de oro, que tenía la forma de un nenúfar, y se embarcó en ella para Eritia; pero el titán Océano, para probarle, hizo que la copa se agitara violentamente en las olas. Heracles volvió a estirar su arco, lo que asustó a Océano y le hizo calmar el mar. Según otra versión, Heracles se embarcó para Eritia en una urna de bronce, utilizando su piel de león como vela.

d. Cuando llegó, subió al monte Abas. El perro Ortro corrió hacia él ladrando, pero Heracles lo mató con la clava, y Euritrón, el pastor de Geriones, que corrió en ayuda de Ortro, murió del mismo modo. Luego Heracles se llevó el ganado. Menetes, que apacentaba el ganado de Hades en las cercanías —pero Heracles no había tocado este ganado— llevó la noticia a Geriones. Desafiado a combatir, Heracles arremetió contra el costado de Geriones y le atravesó los tres cuerpos con una sola flecha; pero algunos dicen que se mantuvo firme y le disparó tres flechas. Como Hera se apresuró a acudir en ayuda de Geriones, Heracles la hirió con una flecha en el pecho derecho, y ella huyó. Así se apoderó del ganado sin pedirlo ni pagarlo, y se embarcó en el vaso de oro, en el que navegó hasta Tartesos y se lo devolvió agradecido a Helio. De la sangre de Geriones nació un árbol que, en la época en que salen las Pléyades, da frutas sin cuesco parecidas a cerezas. Pero Geriones no murió sin sucesión. Su hija Eritia llegó a ser por Hermes la madre de Nórax, quien condujo una colonia a Cerdeña, antes de la época de Hilo, y allí fundó Nora, la ciudad más antigua de la isla.

e. El paradero de Eritia, llamada también Eritrea o Eritria, es discutido. Aunque algunos la describen como una isla situada más allá de la corriente del Océano, otros la sitúan frente a la costa de Lusitania. Otros más la identifican con la isla de León, o con un islote de las cercanías en el que se construyó anteriormente la ciudad de Gades y donde los pastos son tan abundantes que la leche no da suero, sino sólo cuajada, y al ganado hay que aplicarle ventosas cada cincuenta días para que no se ahogue por exceso de sangre. El islote, consagrado a Hera, se llama Eritia o Afrodisia. León, la ciudad en que se halla la actual ciudad de Gades, se llamaba Cotinusa por sus olivos, pero los fenicios le cambiaron el nombre por el de Gadira, o «Ciudad Cercada». En el cabo occidental se hallan el templo de Crono y la ciudad de Gades; en el oriental un templo de Heracles, notable por una corriente que mengua con la pleamar y crece con la marea menguante; y Geriones, está enterrado en la ciudad, igualmente famosa por un árbol secreto que toma formas diversas.

f. Según otra versión, no obstante, el ganado de Geriones no pastaba en isla alguna, sino en las laderas de las montañas de la parte más lejana de España, frente al Océano; y «Geriones era un título del famoso rey Crisaor que gobernaba en todo el país, y cuyos tres hijos fuertes y valientes le ayudaban a defender su reino, cada  uno de ellos al frente de un ejército reclutado entre razas belicosas. Para luchar con éstas, Heracles reunió una gran expedición en Creta, el lugar de nacimiento de su padre Zeus. Antes de partir los cretenses le rindieron honores espléndidos y, en recompensa, liberó a su isla de osos, lobos, serpientes y otros animales dañinos, de los cuales sigue siendo inmune. En primer lugar se embarcó para Libia, donde dio muerte a Anteo, hizo una matanza con las fieras que infestaban el desierto y dio al país una fertilidad no superada. Luego hizo una visita a Egipto, donde mató a Busiris; a continuación sé dirigió hacia el oeste, a través de África del Norte, y de paso aniquiló a los gorgones y las amazonas libias, fundó la ciudad de Hecatómpilo, ahora Capsa, en la Numidia meridional, y llegó al océano en las cercanías de Gades. Allí erigió columnas en cada lado del estrecho y, cruzando éste con su ejército hasta España, se encontró con que los hijos de Crisaor, con sus tres ejércitos, se hallaban acampados a alguna distancia uno de otro. Los venció y destruyó, a cada uno por turno, y finalmente se llevó los famosos bueyes de Geriones, dejando el gobierno de España a cargo del más digno de los habitantes sobrevivientes.

g. A las Columnas de Heracles se las identifica habitualmente con el monte Calpe en Europa y el Abile, o Abílyx en África. Otros dicen que son las islitas de las cercanías de Gades, la mayor de las cuales está consagrada a Hera. Sin embargo, todos los españoles y libios toman literalmente la palabra «columnas» y las sitúan en Gades, donde hay unas columnas de bronce consagradas a Heracles, de ocho codos de altura y que llevan inscrito el costo de su construcción; allí los marineros ofrecen sacrificios siempre que vuelven a salvo de un viaje. Según los habitantes de Gades mismo, un oráculo ordenó al rey de Tiro que fundara una colonia cerca de las columnas de Heracles y envió sucesivamente tres grupos de exploración. El primero, creyendo que el oráculo se había referido a Abile y Calpe, desembarcó en el estrecho, donde se halla ahora la ciudad de Exitani; el segundo navegó unas doscientas millas más allá del estrecho, hasta una isla consagrada a Heracles, frente a la ciudad española de Onoba; pero a ambos grupos les desanimaron agüeros desfavorables cuando ofrecieron sacrificios y volvieron a su patria. El tercer grupo llegó a Gades, donde erigió un templo a Heracles en el cabo oriental y fundó con buen éxito la ciudad de Gades en el occidental.

h. Sin embargo, algunos niegan que fue Heracles quien erigió esas columnas y afirman que Abile y Calpe se llamaron primeramente «las Columnas de Crono» y luego las «Columnas de Briareo», un gigante cuyo poder se extendía hasta allí; pero que, como el recuerdo de Briareo (llamado también Egeón) se fue apagando, se les cambió el nombre en honor de Heracles, quizá porque la ciudad de Tartesos, que se halla a sólo ocho kilómetros de Calpe, fue fundada por él y se la solía llamar Heraclea. Todavía se ven allí grandes murallas antiguas y astilleros. Pero se debe recordar que al
Heracles anterior se le llamaba también Briareo. El número de las Columnas de Heracles se da habitualmente como dos; pero algunos hablan de tres o cuatro. También se informa acerca de supuestas Columnas de Heracles en la costa septentrional de Germania, en el Mar Negro, en la extremidad occidental de Galia y en la India.

i. Un templo de Heracles se alza en el Promontorio Sagrado de Lusitania, el punto más occidental del mundo. A los visitantes se les prohibe entrar en el recinto por la noche, que es cuando los dioses se alojan allí. Quizá cuando Heracles erigió sus columnas para marcar los límites extremos para la navegación legítima ese fue el lugar que eligió.

j. Se discute mucho cómo llevó luego el ganado a Micenas Algunos dicen que unió momentáneamente por la fuerza a Abile y Calpe y pasó a Libia por el puente que resultó de esa unión; pero según una versión más probable pasó por el territorio de la que es ahora Abdera, una colonia fenicia, y luego a través de España, dejando atrás a algunos de sus seguidores como colonos. En los Pirineos cortejó y enterró a la princesa bébrice Pirene, de la que tornó su nombre esa cordillera; se dice que el río Danubio tiene allí su fuente, cerca de una ciudad que también lleva su nombre en honor suyo. Luego visitó Galia, donde abolió la bárbara costumbre nativa de matar a los extranjeros, y conquistó tantos corazones con sus hazañas generosas que pudo fundar una gran ciudad a la que llamó Alesia, o «Viajante», en conmemoración de sus viajes. Los galos siguen honrando a Alesia como el hogar y la ciudad-madre de todo su país —no fue conquistada hasta el reinado de Calígula— y pretenden descender de la unión de Heracles con una alta princesa llamada Calata, quien le eligió como amante y engendró a ese pueblo guerrero.

k. Cuando Heracles llevaba el ganado de Geriones a través de Liguria, dos hijos de Posidón llamados Alebión y Dercino trataron de robárselo, pero ambos fueron muertos. En una etapa de su batalla con las fuerzas ligurias hostiles a Heracles se le acabaron las flechas y se arrodilló, llorando, herido y exhausto. Como el terreno era de mantillo blando, no podía encontrar piedras para arrojarlas al enemigo —Ligis, el hermano de Alebión, era su jefe— hasta que Zeus, compadecido de sus lágrimas, oscureció la tierra con una nubes de la que cayó una lluvia de piedras, y con ellas pudo Heracles poner en fuga a los ligures. Zeus puso entre las estrellas una imagen de Heracles luchando contra los ligures; es la constelación llamada Engonase. Otro recuerdo de esta batalla sobrevive en la tierra: es la llanura ancha y circular que se extiende entre Marsella y la desembocadura del Ródano, a unos veintitrés kilómetros del mar, llamada la «Llanura Pedregosa» porque en ella hay muchas piedras del tamaño del puño de un hombre, y también manantiales de agua salada.

l. A su paso por los Alpes Ligurios Heracles abrió un camino apropiado para sus ejércitos y bagajes y también destruyó todas las cuadrillas de ladrones que infestaban el paso antes de entrar en la actual Galia Cisalpina y Etruria. Sólo después de haber recorrido toda la costa de Italia y haber cruzado a Sicilia se le ocurrió: «¡He tomado un camino equivocado!» Los romanos dicen que al llegar al Albula —posteriormente llamado Tíber— le recibió el rey Evandro, un desterrado de Arcadia. Al anochecer cruzó el río a nado, llevando por delante al ganado, y se acostó para descansar en un lecho de hierbas. En una profunda cueva cercana vivía un pastor enorme, horrible y de tres cabezas llamado Caco, un hijo de Hefesto y Medusa, que era el terror y la deshonra del Bosque Aventino, y arrojaba llamas por cada una de sus tres bocas. Cráneos y brazos humanos colgaban clavados sobre los dinteles de su cueva y dentro de ella la tierra relucía con la blancura de los huesos de sus víctimas. Mientras Heracles dormía, Caco le robó sus dos mejores bueyes, así como cuatro novillos, que arrastró hacia atrás tirándoles de los rabos a su guarida .

m. A la primera luz de la aurora Heracles se despertó e inmediatamente advirtió que la faltaban aquellos animales. Después de buscarlos en vano, estaba a punto de seguir adelante con los demás cuando una de las novillas robadas mugió a causa del hambre. Heracles observó que el sonido provenía de la cueva, pero encontró la entrada cerrada por una roca que ni siquiera habrían podido mover diez yuntas de bueyes; sin embargo, la apartó a un lado como si hubiera sido un guijarro y, sin atemorizarse por las llamas humeantes que arrojaba Caco, luchó con él y le machacó la cara hasta dejarla hecha pulpa.

n. Ayudado por el rey Evandro, Heracles erigió un altar a Zeus y sacrificó en él a uno de los bueyes recuperados, y luego tomó disposiciones para organizar su propio culto. Pero los romanos relatan esta fábula para glorificarse a sí mismos; pues la verdad es que no fue Heracles quien mató a Caco y ofreció sacrificios a Zeus, sino un pastor gigantesco llamado Gárano o Recáranos, aliado de Heracles.

o. El rey Evandro gobernaba mediante su ascendiente personal más bien que por la fuerza: le veneraban particularmente por su conocimiento de las letras, adquirido de su madre proíética, la ninfa arcadia Nicóstrata o Temis; era hija del río Ladón, y aunque estaba casada con Equeno, tuvo a Evandro con Hermes. Nicóstrata persuadió a Evandro para que matara a su supuesto padre, y cuando los arcadios desterraron a ambos, fue con él a Italia, acompañado por un cuerpo de pelasgos. Allí, unos sesenta años antes de la guerra de Troya, fundó la pequeña ciudad de Palantino, en la colina junto al río Tíber, llamada posteriormente monte Palatino; el sitio lo eligió Nicóstrata: y pronto no hubo un rey más poderoso que Evandro en toda Italia. Nicóstrata, llamada ahora Carmenta, adaptó el alfabeto pelasgo de trece consonantes que Cadmo había traído de Egipto para formar el latino de quince consonantes. Pero algunos afirman que fue Heracles quien enseñó a los subditos de Evandro el uso de las letras, que es por lo que comparte un altar con las Musas.

p. Según los romanos, Heracles liberó al rey Evandro del tributo que debía pagar a los etruscos, mató al rey Fauno, quien tenía la costumbre de sacrificar a los extranjeros en el altar de su padre Hermes; y engendró a Latino, el antepasado de los latinos, con la viuda, o la hija, de Fauno. Pero los griegos sostienen que Latino era hijo de Circe y Odiseo. En todo caso, Heracles suprimió el sacrificio cronio anual de dos hombres, que eran arrojados al Tíber, y obligó a los romanos a utilizar en su lugar muñecos; inclusive ahora, en el mes de mayo, cuando la luna está llena, la principal virgen Vestal, colocada en el Pons Sublicius de madera de roble, arroja imágenes blanqueadas de ancianos, hechas con juntos y llamados «Argivos» a la corriente amarilla. Se cree también que Heracles fundó Pompeya y Herculano, luchó con gigantes en los Campos Flegreos de Cumas y construyó una calzada de una milla de langitud a lo largo del golfo Lucrino, a la que ahora se llama el Camino Heracliano, por el cual condujo al ganado de Gerión.

q. Se dice, además, que se acostó para descansar cerca de la frontera de Regio y Lócris Epicefiria y como le molestaban mucha las cigarras, suplicó a los dioses que las acallasen. Su súplica fue atendida inmediatamente y desde entonces nunca se ha oído cantar a las cigarras en el lado regiano del río Alece, aunque cantan fuertemente en el lado locrio. Ese día un toro se separó del rebaño, se introdujo en el mar y nadó hasta Sicilia. Heracles lo persiguió y lo encontró oculto entre los rebaños de Érix, rey de los elimos, hijo de Afrodita y de Butes. Érix, que era luchador y púgil, le desafió a un torneo quíntuple. Heracles aceptó el desafío, con la condición de que Érix apostase su reino contra el toro huido, y venció en las cuatro primeras pruebas; finalmente, en la lucha, levantó a Érix a gran altura en el aire, lo arrojó contra la tierra y lo mató, con lo cual demostró a los sicilianos que no todos los nacidos de una diosa son necesariamente inmortales. De esta manera Heracles conquistó el reino de Érix, que dejó a sus habitantes para que disfrutaran de él hasta que uno de sus propios descendientes fuera a reclamarlo.

r. Algunos dicen que Érix —cuyo campo de lucha se muestra— tenía una hija llamada Psófide, quien dio a Heracles dos hijos: Equefrón y Prómaco. Habiendo sido criados en Erimanto, cambiaron el nombre de esta ciudad por el de su madre Psófide y construyeron un altar a Afrodita Ericina del que hoy sólo quedan las ruinas. Los altares dedicados a los héroes Equefrón y Prómaco perdieron su importancia desde hace mucho tiempo y a Psófide se la considera habitualmente como una hija de Janto, el nieto de Árcade.

s. Continuando su viaje a través de Sicilia, Heracles llegó al lugar donde ahora se halla la ciudad de Siracusa; allí ofreció sacrificios e instituyó el festival anual junto al precipicio sagrado de Cíane, por el cual Hades llevó a Core al mundo subterráneo. A los que honraron a Heracles en la llanura de Leontini les dejó un recuerdo imperecedero de su visita. Cerca de la ciudad de Agirio las huellas de los cascos de su ganado quedaron impresas en un camino de piedra como si hubiera sido de cera;
y, considerando eso como un indicio de su inmortalidad, Heracles aceptó que los habitantes le rindieran los honores divinos que hasta entonces había rechazado firmemente. Luego, en agradecimiento por sus favores, formó un lago de cuatro estadios de circunferencia fuera de las murallas de la ciudad y erigió templos locales a Yolao y Geriones.

t. De vuelta a Italia en busca de otro camino que le lelvara a Grecia, Heracles condujo su ganado por la costa oriental hasta el Promontorio Lacinio, donde el gobernante, el rey Lacinio, pudo jactarse más tarde de que había hecho huir a Heracles, lo que hizo simplemente construyendo un templo a Hera, a la vista del cual Heracles se marchó disgustado. Nueve kilómetros más adelante Heracles mató accidentalmente a Crotón, lo enterró con todos los honores y profetizó que en el futuro se alzaría allí una gran ciudad que llevaría su nombre. Heracles cumplió esa profecía después de su deificación: apareció en un sueño a uno de sus descendientes, el argivo Miscelo, y le amenazó con un castigo terrible si no conducía un grupo de colonos a Sicilia y fundaba la ciudad; y cuando los argivos estaban a punto de condenar a Miscelo a muerte por violar su prohibición de emigrar cambió milagrosamente todos los guijarros negros de la votación en blancos.

u. Heracles se proponía luego llevar el ganado de Geriones a través de Istria al Epiro, y desde allí al Pelopo neso por el Istmo. Pero a la entrada del Golfo Adriático Hera envió un tábano que hizo huir espantado al ganado y lo llevó a través de la Tracia al desierto escita. Allí Heracles lo persiguió y una noche fría y tormentosa se envolvió en la piel de león y se quedó dormido en una colina pedregosa. Cuando se despertó se encontró con que las yeguas de su carro, a las que había desunido para que pacieran, también faltaban. Anduvo por todas partes en su busca hasta que llegó a un distrito boscoso llamado Hilea, donde un ser extraño, medio mujer y medio serpiente, le gritó desde una cueva. Le dijo que ella tenía sus yeguas, pero sólo se las devolvería si se hacía su amante. Heracles accedió, aunque con cierta renuencia, y la besó tres veces; en vista de ello la mujer con cola de serpiente le abrazó apasionadamente, y cuando, por fin, Heracles quedó en libertad para irse, ella le preguntó: «¿Qué será de los tres hijos que tengo ahora en el seno? Cuando lleguen a la virilidad, ¿quieres que los instale aquí, donde soy la dueña o que te los envíe?»

v. «Cuando crezcan, obsérvalos cuidadosamente —contestó Heracles—. Y si alguno de ellos encorva este arco como yo lo encorvo y se ciñe con este cinturón como yo me ciño, elígelo como el gobernante de tu país.» Dicho eso, le dio uno de sus dos arcos y su cinturón, que tenía una copa de oro colgando de su broche; y luego siguió su viaje. Ella llamó a los trillizos Agatirso, Gelono y Escítes. Los dos mayores se mostraron incapaces de realizar las tareas que había indicado su padre, por lo que ella los desterró; pero Escites consiguió hacer las dos cosas y dejó que se quedara, convirtiéndose en el antepasado de todos los reyes escitas, que hasta el presente llevan copas de oro en sus cinturones. Sin embargo, otros dicen que fue Zeus y no Heracles quien se  acostó con la mujer con cola de serpiente, y que, cuando los tres hijos que tuvo con ella gobernaban todavía el país cayeron del firmamento cuatro objetos de oro; un arado, un yugo, un hacha de combate y una copa. Agatirso fue el primero que corrió para recogerlo, pero cuando se acercó el oro llameó y le quemó las manos. Gelono fue rechazado del mismo modo. Pero cuando se acercó Escites, el más joven, el fuego se apagó inmediatamente y así él pudo llevar a su casa los cuatro tesoros de oro y los hermanos mayores accedieron a cederle el reino.

w. Heracles, después de haber recuperado sus yeguas y la mayor parte del ganado extraviado, los llevó a través del río Estrimón, que represó con piedras para ese propósito, y no encontró más aventuras hasta que el pastor gigante Alcioneo, quien se había apoderado del Istmo de Corinto, arrojó una roca sobre el ejército que una vez más seguía a Heracles y aplastó no menos de doce carros y el doble de jinetes. Este era el mismo Alcioneo que robó dos veces el ganado sagrado de Helio: desde Eritia y desde la ciudadela de Corintio. Corrió hacia adelante, recogió la roca y esta vez la lanzó contra Heracles, quien la devolvió con su clava y así mató al gigante. Todavía se ve esa roca en el Istmo.

1.      El tema principal de los trabajos de Heracles es su ejecución de ciertas hazañas rituales antes de ser aceptado como consorte de Admete, o Auge, o Atenea, o Hipólita, o como quiera que se llamara la reina. Este extravagante décimo trabajo puede haberse relacionado originalmente con el mismo tema si es que se refiere a la costumbre helénica patriarcal según la cual el marido compraba a su novia con los procedimientos de un robo de ganado. En la Grecia homérica se las valoraba según el ganado, como sucede todavía en algunas partes del África Oriental y Central. Pero se han agregado al mito otros elementos que no vienen al caso, como la visita a la Isla Occidental de los Muertos y su regreso afortunado cargado con el botín; la fábula irlandesa antigua análoga es la de Cuchulain, quien penetró en el Infierno —Dun Scaith, «ciudad de las sombras»— y volvió con tres vacas y una caldera mágica, a pesar de las tormentas que los dioses de los muertos desencadenaron contra él. La urna de bronce en la que Heracles navegó a Eritia era una nave apropiada para una visita a la Isla de los Muertos, y quizá se la ha confundido con la caldera de bronce. En la Undécima Tablilla de la epopeya de Gilgamesh babilonia, Gilgamesh hace un viaje análogo a una isla sepulcral a través del mar de los muertos, utilizando como vela sus ropas. Este episodio llama la atención a muchos puntos de semejanza entre los mitos de Heracles y Gilgamesh; la fuente común es probablemente sumeria. Como Heracles, Gilgamesh mata a un león monstruoso y lleva su piel (véase 123.e); ase a un toro del cielo por los cuernos y lo domina (véase 129.b); descubre una hierba secreta que proporciona la invulnerabilidad (véase 135.h); hace el mismo viaje que el Sol (véase 132.d); y visita el Jardín de las Hespérides, donde, después de matar a un dragón enroscado en un árbol sagrado, es recompensado con dos objetos sagrados procedentes del mundo subterráneo (véase 133.e). Las relaciones de Gilgamesh con su compañero Enkidu se parecen mucho a las de Teseo, el Heracles ateniense, con su compañero Pirítoo, quien desciende al Tártaro y no logra regresar (véase 103.C y d); y la aventura de Gilgamesh con los escorpiones ha sido atribuida al beocio Orion (véase 41.3).

2.      Las colonias griegas pre-fenicias instaladas en España, Galia e Italia bajo la protección de Heracles han contribuido al mito; y en el sentido geográfico las Columnas de Heracles —a las que un grupo de colonos llegó alrededor del año 1100 a. de C.— son Ceuta y Gibraltar.

3.      No obstante, en un sentido místico celto-ibérico, las Columnas son abstracciones alfabéticas. «Marwnad Ercwlf», antiguo poema gales del Libro Rojo de Hergest, trata del Heracles celta —a quien los irlandeses llamaban «Cara Solar de Ogma» y Luciano «Ogmio» (véase 125.1)— y cuenta cómo Ercwlf erigió «cuatro columnas de la misma altura coronadas con oro rojo», al parecer las cuatro columnas de cin- co letras cada una que formaban el alfabeto bárdico de veinte letras llamado el Boibel-Loth (Diosa Blanca, p. 175). Parece que, alrededor del año 400 a. de C., este nuevo alfabeto, cuyos nombres de las letras griegas se referían al viaje celestial de Heracles en la copa del sol, su muerte en el monte Eta y sus poderes como fundador de ciudades y juez (Diosa Blanca, p. 263) reemplazó al alfabeto de los árboles Beth-Luis-Nion, los nombres de las letras del cual se referían al sacrificio homicida de Crono por las mujeres salvajes (Diosa Blanca, p. 391). Puesto que las Gorgonas tenían un bosquecillo en Eritia —«Isla Roja», identificada por Ferécides como la isla de Gades— y puesto que «árboles» en todos los idiomas celtas significan «letras», yo interpreto «el árbol que toma diversas formas» como el alfabeto Beth-Luis-Nion, cuyo secreto guardaban las Gorgonas en su bosquecillo sagrado hasta que Heracles las «aniquiló». En este sentido, la incursión de Heracles de Eritia, donde mató a Geriones y el perro Ortro —el astro Sirio— se refiere a la sustitución del alfabeto de Crono por el alfabeto de Heracles.

4.      Hesíodo (Teogonia 287) llama a Geriones tricephalon, «de tres cabezas»; otra interpretación de lo cual es tricarenon, que significa lo mismo. «Tricarenon» recuerda a Torvos Trigarenus, el dios celta con dos manos izquierdas que aparece en compañía de grullas y un toro en el altar de París derribando un sauce. Geryon, palabra que no tiene significado en griego, parece ser una forma desusada de Trigaranus. Puesto que lo mismo en la tradición griega que en la irlandesa las grullas están asociadas con los secretos alfabéticos (véase 52.6) y con los poetas, Geriones parece ser el guardián de la Diosa del alfabeto anterior: en realidad Crono acompañado por los dáctilos. En la isla sepulcral de Eritia, Crono- Geriones, quien era en un tiempo un héroe solar del tipo de Heracíes-Briareo, se había convertido en un dios de los muertos, con Ortro como su Cerbero; y este décimo trabajo, por tanto, ha sido confundido con el duodécimo y Menetes figura en ambos. Aunque el «fruto sin cuesco parecido a la cereza» nacido de la sangre de Geriones puede haber sido la baya de madroño, que se da en España, ha influido en la fábula el carácter sagrado que para Crono-Saturno tiene el cornejo de frutos más tempranos (Diosa Blanca p. 223), que produce un tinte rojo como el coscojo. El papel de Crisaor en la fábula es importante. Su nombre significa «falce de oro», el arma asociada con el culto de Crono, y se decía que era hijo de la gorgona Medusa (véase 33.b, 73.h y 138.j).

5.      Nórax, nieto de Geriones por Eritia y Hermes —se dice que Hermes llevó el alfabeto de árboles de Grecia a Egipto y volvió con él—, parece ser una grafía errónea de Norops, la palabra griega para «cara solar». Esta genealogía ha sido invertida por los mitógrafos irlandeses; según éstos, su propio Geriones, cuyas tres personas se llamaban Brian, Iuchar e Iucharba —una forma de Varuna, Mitra e Indra— tenía a Ogma por abuelo, y no por nieto, y su hijo era el dios Sol celtíbero Lugh, Llew o Lugo. También insisten en que el alfabeto les había llegado de Grecia por España. El cuervo de Crono estaba consagrado a Lugo, según Plutarco, quien constata (Sobre los ríos y las montañas v) que «Lugdunum» —Lyón, la fortaleza de Lugo— «se llamaba así porque un auspicio de cuervos sugirió la elección de su ubicación, pues lug significa cuervo en el dialecto alobrógico».

6.      Verrio Flaco parece haber sido mal interpretado por Servio; es más probable que dijera que «Garano (Gerión) tricéfalo, y no Caco, era el nombre de la víctima de Heracles, y que Evandro ayudó a Heracles». Esto estaría de acuerdo con la versión de que la madre de Evandro, Carmenta, suprimió el alfabeto de trece consonantes, el Beth-Luis-Nion de Crono, en favor del Boibel-Loth de quince consonantes de Heracles-Ogma (Diosa Blanca p. 380). El rey Juba, al que Plutarco cita como diciendo que Heracles enseñó a los subditos de Evandro el empleo de las letras, era un magistrado honorario de Gades, y sin duda conocía muy bien la ciencia alfabética local. En esta fábula de Evandro se describe claramente a Heracles como un enemigo del culto de Crono, puesto que suprime el sacrificio humano. Sus andanzas por Italia y Sicilia han sido inventadas para explicar los numerosos templos que se le erigieron en esos países; y su quíntupla competencia con Érix, para justificar las expediciones colonizadoras del siglo vi que el heráclida Peníatlos de Cnido y el espartano Dorio hicieron a la región de Érix. El Heracles venerado en Agirá, ciudad siciliana, puede haber sido un antepasado que llevó a los sículos a través del estrecho desde Italia alrededor del año 1050 a. de C. (Tucídides: vi.2.5). También se le hace visitar Escitia; los colonos griegos de las costas occidental y septentrional del Mar Negro incorporaron a un Heracles escita, un héroe arquero (véase 119.3) en el misceláneo décimo trabajo. Su desposada, la mujer con cola de serpiente, era una diosa Tierra, madre de las tres tribus escitas principales mencionadas por Herodoto; en otra versión del mito, representada por la balada inglesa de The Laidley Worm, cuando él le ha besado tres veces se transforma en «la mujer más bella que jamás se había visto».

7.      La anécdota de Alcioneo parece haberse desprendido del mito del ataque de los gigantes al Olimpo y de su derrota a manos de Heracles (véase 35.rf-é>). Pero el robo por Alcioneo del ganado de Helio en Eritia, y otra vez en la ciudadela de Corinto, es una versión más antigua del robo del ganado de Gerión por Heracles, pues su propietario era un consorte solar activo de la diosa Luna, no un dios de los muertos desterrado y debilitado.

8.      La flecha que Heracles disparó contra el sol del mediodía sería la que disparó contra el cénit durante la ceremonia de su coronación (véase 126.2 y 135.1)

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