domingo, 27 de octubre de 2013

Pururavas y Urvashi

Había un rey de nombre Pururavas. Cazando un día en el Himalaya, oyó un grito pidiendo ayuda; dos apsaras habían sido llevados a una fiesta de placer en los bosques floridos. Pururavas los persiguió y los rescató; ellos eran Urvashi y su amigo Chitralekha. Él pidió a Urvashi su amor, y ella lo otorgó, con esta condición: «No debes dejarme verte desnudo.»
Ella vivió largo tiempo con él, y llegó el momento en que ella se convertiría en madre. Pero los gandharvas, que eran los amigos y compañeros de los apsaras, perdieron a su compañera, y dijeron juntos: «Ya hace mucho, realmente, que Urvashi vive con los hombres; encontrad una forma de traerla de vuelta.» Acordaron una forma de traerla de regreso. Ella tenía una oveja con dos pequeños corderos, queridas mascotas entre las suyas, atadas a su cama. Mientras todavía Pururavas estaba tumbado junto a su amada los gandharvas se llevaron un cordero. «¡Ay de mí», gritó ella, «ellos se han llevado mi mascota como si ningún héroe u hombre estuviera conmigo.» Entonces se llevaron la segunda y Urvashi se quejó de la misma forma.
Pururavas pensó: «¿Cómo puede ser un sitio sin un héroe u hombre aquel donde yo estoy? Desnudo, salto para ir en su búsqueda; pensó que le llevaría demasiado tiempo ponerse las ropas. Entonces los gandharvas llenaron el cielo con rayos y Urvashi lo vio claro como en el día, y se desvaneció instantáneamente.
El apenado rey merodeó por todo el Himalaya gimiendo por su querida. Finalmente llegó al lago Anyataplaksha. Allí vio una bandada de cisnes; ellos eran los apsaras, con Urvashi, pero Pururavas no los conoció. Ella dijo: «Allí está aquel con quien yo he vivido.» Los apsaras dijeron juntos: «Hagámonos conocer.» «Que así sea», dijeron otra vez. Entonces Pururavas vio a Urvashi y le rogó con ardor: «Oh querida esposa, espera y escúchame. Secretos no dichos que son tuyos y míos no harán gracia; quédate y hablemos juntos». Pero Urvashi contestó: «¿Qué tengo yo que hablar contigo? Yo he partido como la primera de las madrugadas. Vete a casa, Pururavas. Soy como el mismo viento y difícil de atar. Tú rompiste el convenio entre nosotros; vete a tu casa otra vez, dado que yo soy difícil de ganar.»
Entonces Pururavas se afligió y gritó: «Entonces tu amigo y compañero se marchará hoy a la más larga travesía hecha, sin regresar nunca; buscará la muerte, y feroces lobos lo poseerán.»
Urvashi contestó: «¡No mueras Pururavas; no te marches! ¡No dejes que crueles lobos te devoren! No te lo tomes a pecho, dado que, ¡mira!, no puede haber amistad con ninguna mujer; los corazones de las mujeres son como los de las hienas. Vete a tu casa otra vez.» Pero a su mente vino un recuerdo de su vida con él y se ablandó un poco; ella dijo a Pururavas: «Ven la última noche del año a partir de ahora; entonces te quedarás conmigo una noche, y después, también, este hijo tuyo habrá nacido.»
Pururavas la buscó la última noche del año: había un palacio dorado y los gandharvas le gritaron: «Entra», y le buscaron a Urvashi. Ella dijo: «Cuando llegue la mañana los gandharvas te ofrecerán un deseo, y tú debes hacer tu elección.» «Elige tú el deseo por mí», dijo, y ella respondió: «Di: “Déjame ser uno de vosotros.”»
Cuando amaneció dijo: «Dejadme ser uno de vosotros.» Pero ellos respondieron: «En verdad no arde sobre la tierra fuego sagrado que pueda hacer de un hombre como a uno de nosotros.» Le dieron fuego en una bandeja y le dijeron: «Sacnfícate con esto, y tú te convertirás en un gandharva como nosotros mismos.» Él cogió el fuego, cogió a su hijo y se largó. Puso el fuego en el bosque y se marchó con su hijo a su propia casa. Cuando volvió, dijo:
«Aquí estoy de vuelta, pero, ¡mira!, el fuego ha desaparecido. Lo que había sido el fuego era un árbol Asvattha; y lo que había sido la fuente, un árbol Shami.» Entonces buscó otra vez a los gandharvas. Ellos le aconsejaron: «Haz fuego con un palo alto del árbol Asvattha y un palo bajo del árbol Shami; el fuego por ello será el verdadero fuego que tú recibes de nosotros.» Entonces Pururavas hizo fuego con palos del Asvattha y el Shami, y haciendo ofrendas con ello, fue hecho uno de los gandharvas y vivió con Urvashi para siempre.


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