domingo, 27 de octubre de 2013

Resumen de teología india

EL siguiente esquema presenta muy brevemente los conceptos fundamentales de la teología y la cosmogonía indias, como es asumida ‘en la mayor parte de los mitos y leyendas anteriormente vistos 
Los dioses

La Realidad Absoluta es Brahmán (neutro), quien, asumiendo atributos, se convierte en ishvara, dios o gran señor. lshvara tiene tres aspectos, a saber, Brahma, Shiva y Vishnu, con sus shaktis o energías, Sarasvati, Devi y Lakshmi. Los adoradores sectarios identifican a uno de éstos con el más alto ishvara, y ven a los otros ‘dos aspectos como meros devas. Por ello aparece una cierta confusión de importancia relativa en las leyendas. de acuerdo con el particular punto de vista sectario desde el cual son relatadas. Las sectas más importantes son los Shaivas, que adoran a Shiva; los Vaishnavas, que adoran a Vishnu (principalmente ‘en sus avatars, como Rama y Krishna), y los Shaktas, que adoran a Dcvi como el Supremo. Casi toda la adoración india es monoteísta; no hay para el devoto individual ninguna cónfusión de Dios con los dioses.
Avatars son encamaciones especiales asumidas por porciones del Supremo para ayudar en el proceso de evolución y liberación. Usualmente se reconocen diez de estos avatars del supremo Vishnu, de los cuales Rama, Krishna y Buda son los pasados, y Kaiki está por llegar. «Cuando esto ocurra», dice Shri Krishna, «la ley falla y surge la falta de reglas, oh tú de la raza de Bharata, entonces yo me hago nacer a mí mismo en un cuerpo. Para vigilar la rectitud, para destruir a los malhechores, para establecer la ley, nazco época tras época.»

Nombres diferentes

Una fuente de confusión para el estudioso de la mitología india aparece al principio en los nombres por medio de los cuales puede darse a conocer una divinidad, incluso la misma Suprema Divinidad.
Los más importantes nombres identificatorios son, para Shiva, Mahadeva, Hara, Nataraja, y para Vishnu, Han, Narayan. Rápidamente se adquiere familiaridad con estos nombres, y se descubre que los diferentes nombres se refieren a muchos aspectos del Ser Único, dado que los dioses tienen una conciencia múltiple, y por división de sus atributos aparecen y actúan en muchos sitios y muchas formas coherentemente y al mismo tiempo. Se habrá observado que cada dios, ya sea ishvara o deva, tiene una contrapartida o aspecto femenino. Estas esposas son las shaktis o poderes sin los cuales no podría haber creación o evolución. Por ejemplo, la shakti de Shiva es Devi, cuyos otros nombres son Sati, Urna, Durga, Chanti, Parvati, Kali, etc.; es ella quien es amada por muchos millones como la Madre, y todos estos adoradores hablan de Dios como una Ella. La gran distinción sexual impregna todo el universo, y la psicología del sexo es en todos sitios la misma: todas las cosas que son masculinas son de Shiva, y las femeninas son de Urna.

Poderes cósmicos

Distintos de ishvara son los devas Indra, Agni, Varuna, Yama, poderes cósmicos antiguos personificados que sólo eran adorados en los antiguos tiempos védicos, antes de la aparición de Shiva y Vishnu. Estos devas habitan en s-warga, un paraíso olímpico; ellos conceden a sus adoradores diversos deseos, pero nunca son salvadores de almas. Sú condición mortal es como la del hombre, y swarga es un sitio donde los deseos y las ilusiones son cumplidas, donde también los seres humanos obtienen la recompensa por las buenas ‘accionés en los intervalos entre un nacimiento y otro. Los devas no practican tapas (ascetismo) o se sacrifican ellos mismos por el mundo, tampoco se encaman como avatars. Los seres humanos, mediante tapas o sacrificios rituales, y generalmente mediante buenas acciones, pueden alcanzar un sitio en swarga, e incluso la condición de un deva; pero esto no excluye la necesidad del renacimiento en la Tierra, ni puede ser considerado en ningún sentido como salvación (mukti, moksha) o como equivalente de alcanzar nirvana. Nirvana es un estado, swarga un lugar.
Entre los devas está Kamadeva y su esposa Rati (deseo). Asociados con los devas en swarga están los rishis (incluyendo Narada, Vishvamitra, Vashishtha, etc.) y los prajapatis (incluyendo Daksha); los primeros son sacerdotes, los últimos devotos de los devas. Swarga también es el hogar de una variedad de seres míticos, las apsaras, los gandharvas, los kinnaras y los animales especiales que son vehículos de los dioses, tal como ‘el Garuda de Vishnu y la rata de Ganesha. Las apsaras son las doncellas bailarinas de la corte de Indra; los gandhanvas y los kinnaras, los músicos, y estos últimos tienen formas que son sólo en parte humana, algunos siendó de naturaleza en parte animales, otros parte pájaro. Las apsaras, los gandhanvas y los kinnaras no ‘entran en el ciclo de encamación humana y evolución, pero comó los frailes de la mitología occidental, pueden en raras ocasiones hacer alianzas con los humanos.
Yama, aunque uno de los devas, es el señor de Hades, donde son expiadas las malas acciones de los seres humanos en los intervalos entre un nacimiento y el siguiente. Debe entenderse que una parte del intervalo entre nacimientos es pasada en Hades, otra parte en el cielo, de acuerdo con la proporción de mérito conseguida por el individuo en cuestión. Los demonios (asuras, daityas, rakshasas) están constantemente en guerra con los devas, quienes están representados cuando se dirigen a Brahma, Shiva o Vishnu pidiendo ayuda.

El universo

Hablando de cosmogonía hindú, debemos comprender principalmente nuestro sistema solar, pero está claro que principios similares son aplicables a cualquier otro sistema, o a todo el universo compuesto de muchos sistemas. Ya no puede concebirse ninguna creación original del universo; pero hay alteraciones, parciales y completas, de manifestación y retractación. Al inicio del ciclo (kalpa) el mundo es creado por el aspecto Brahma de ishvara; durante el ciclo es sostenido por Vishnu, y al fmal, como Shiva, él lo destruye. Este proceso cósmico sucede de acuerdo al siguiente esquema de tiempo:
Un ciclo, o día de Brahma, un kalpa, el período de la duración del sistema solar es 12.000 años de los devas, ó 4.320.000.000 años terrenales. Al principio de cada día cuando Brahma se despierta, los nombrados en los mitos como «Tres Mundos», junto con los devas, rishis, asuras, hombres y criaturas, se manifiestan de nuevo de acuerdo con su méritos individuales (karma, acciones); sólo aquellos que en el previo kalpa obtuvieron directa liberación (nirvana, rnoksha), o a quienes pasan más allá de los Tres Mundos a planos superiores, no reaparecen más. Al fmal de cada día los Tres Mundos, con todas sus criaturas, otra vez son establecidos en el caos (pralaya), reteniendo sólo un germen de necesidad de remanifestación. La noche de Brahma es del mismo largo que el día.
La vida de nuestro Brahma o ishvara es de cien años de Brahma, al final de los cuales el tiempo no sólo los Tres Mundos, sino todos los planos y todos los seres —ishvara mismo, devas, rishis, asuras, hombres, criaturas y materia— y establecidos dentro del caos (inaha-pralaya, «gran caos») resistiendo por otros cien años de Brahma, cuando aparece un nuevo Brahma y una nueva creación. Se verá que tanto las principales como las menores alteraciones de la evolución e involución son representadas como necesitadas de ley natural, la fuerza latente de acción pasada (karma). La causalidad gobierna toda la existencia condicionada. Todo el esquema es altamente científico.
El día de Brahma se divide en catorce manvantaras, sobre cada uno de los cuales preside un manu, o maestro. Cada manvantara es seguida de una gran inundación, que destruye los continentes existentes y se traga todos los seres vivos, excepto los pocos que son conservados para la repoblación de la Tierra. El nombre de nuestro manu es Vaivasvata, que es la fuente de las Leyes de Manu, formulando la estructura básica de la sociedad hindú. El día de Brahma también se divide en mil ciclos-yuga (maha-yuga), cada uno consistente en cuatro épocas, los yugas de Satya, Treta, Dvapara y Kali, de los cuales los últimos tres son períodos de degeneración progresiva del primero. Los cuatro yugas juntos duran 4.320.000 años; el primero 1.728.000, el segundo 1.296.000, el tercero 864.000 y el último 432.000. El presente año (1913 d.C.) es el aniversario número 5013 del yuga del presente maha-yuga; este maha-yuga es el vigésimo octavo del séptimo manvantara de nuestro kalpa, llamado el Varaha kalpa, porque en él ‘Vishnu es encamado como un verraco (varaha); y este kalpa es el primer día del día número cincuenta y uno de la vida de nuestro Brahma.
Los eventos relatados en el Mahabharata tuvieron lugar en el Treta-yuga de nuestro maha-yuga. Las historias más antiguas de las batallas de los dioses y los asuras y las leyendas de los rishis van más lejos hacia atrás: la Agitación de los Océanos, por ejemplo, tuvo lugar en el sexto manvantara; el rescate del elefante del cocodrilo en el cuarto; la encamación del verraco en el primero, y la emergencia de Brahma, llamado el nacimiento del loto debido a su origen de un salto desde el ombligo de Narayana, en el mismo inicio del kalpa. Los Tres Mundos (triloki), a los cuales se ha hecho continua referencia, son el plano físico (Bhur), el plano astral (Bhuvar), el cielo (Swarga); estos tres sólo, con los mundos subterráneos, están involucrados en la diaria creación y disolución. Esto también constituye el Samsara o Merodeo, la condición de nacimiento y renacimiento, donde el deseo (kama) y personalidad (ahamkara) son los principios que guían la vida. Sobre los Tres Mundos hay otros cuatro planos que perduran a través del período de vida de un Brahma; éstos son alcanzados por los que pasan más allá de los Tres Mundos sin alcanzar directa liberación; ellos siguen a ishvara y alcanzan la liberación con él al concluir el período de cien años Brahma. Bajo los Tres Mundos están los siete Patalas o mundos subterráneos (distintos del reino de Yama); éstos están habitados por los nagas, las serpientes semihumanas, que poseen una rica civilización material de su propiedad. Estos mundos subterráneos son soportados sobre la cabeza del naga Ananta (Infinito), que también soporta a Narayana durante su reposo en la noche de Brahma.
La Tierra es soportada por ocho elefantes, uno en cada una de las ochos direcciones cardinales. También hay dioses guardianes de las direcciones; los del Este, Sur, Oeste y Norte son Indra, Yama, Varuna y Kuvera; de acuerdo con el budismo, sin embargo, son los regentes de estos dioses los que son los guardianes de las direcciones, y son estos regentes quienes están representados en las más antiguas deidades-figuras, aquellos del Bharhut Stupa (siglo u a.C). Aun los primeros brahmanes también tenían representaciones de los devas, pero hechas en materiales no permanentes; mientras que la representación de ishvara y los budas supremos es un desarrollo posterior, alcanzando sus tipos más altos en los siglos vii u vm a.C.
La causa primera de la creación es inexplicable, dado que en un universo condicionado por la causalidad las causas deben preceder a las causas precedentes hasta siempre. Pero el proceso de manifestación o creación es más apropiadamente considerado como un tiempo exterior, e igualmente pasado, presente o futuro. Ningún motivo puede asignarse a esta voluntad, un hecho que es míticamente representado llamando al proceso del mundo Lila, el divertimiento del Señor; u, otra vez, diciendo que el Ser desea ver la reflexión de su propia perfección espejada en su No-Ser.

Geografía mítica


La geografía mítica de nuestro sistema también debe ser descrita. Hay siete continentes-islas rodeados de siete mares. Jambudwirpa (el mundo) es el más interior de éstos; en el centro de este continente se eleva la montaña dorada Meru, con una altura de ochenta y cuatro mil leguas sobre la tierra. Alrededor de los pies de Meru están las montañas que limitan la tierra, de las cuales el Himalaya está al Sur; la tierra de Bharat-varsha (India) está entre el Himalaya y el mar salado. Meru está apuntalada por cuatro montañas, cada una de diez mil leguas de altura; de éstas, una es Mandara, usada como pivote para la agitación del océano. El nombre de este continente, Jambu-dwipa, deriva de Jambu, árbol que crece sobre una de esas cuatro montañas. Sus frutos son tan grandes como elefantes; cuando ellos están maduros caen sobre la montaña y su jugo forma el río Jambu, cuyas aguas dan salud y vida a aquellos que las beben. También hay lagos y bosques y espolones de las montañas.
En la cima de Meru está la ciudad de Brahma, extendiéndose catorce mil leguas, famosa en el cielo; a su alrededor están las ciudades de Indra y otros gobernantes del cielo. Cerca de la ciudad de Brahma fluye el Ganges, rodeando la ciudad; de acuerdo con un informe, el río se divide en cuatro, fluyendo en direcciones opuestas; de acuerdo con otro, el Ganges, después de escapár del cielo y de las trenzas de Shiva se divide en los siete ríos. sagrados de India. En las laderas de la base viven los gandharvas, kinnaras y siddhas; los daityas, asuras y rakshasas en los valles. Todas estas montañas se incluyen en el Swarga (paraíso), donde se disfruta el fruto de las buenas acciones. Bharata-varsha (India, o tal vez todo el mundo humano) es una de las nueve tierras situadas en áreas rodeadas de varias montañas de las que se habla. De estas nueve, sólo en la Bharata-varsha hay pena, agotamiento y hambre; los habitantes de otras varshas están exentos de toda angustia y dolor, y no hay entre ellos distinción de yugas. Bharata es la tierra de trabajos, donde los hombres hacen sus acciones, ganando su lugar en el cielo o la liberación; o, puede ser, renacen en el infierno, de acuerdo con su mérito. Bharata es, por ello, el mejor de los varshas; otros varshas son sólo para gozar. Felices son aquellos que renacen, aun siendo dioses, como hombres en Bharatvarsha, dado que ése es el camino al Supremo.

Historia de la teología

Con respecto a la historia de algunas ideas de las que aquí se habla: De los himnos del Rig-Veda, que regresan a un momento en que los arios todavía no estaban establecidos en el valle del Ganges, sino que vivían entre los tributarios de los indos, conocemos una época en que no había castas, ni adoración privilegiada, ni sistema brahmánico de gobierno, sino que había muchas tribus pastoriles gobernadas por reyes menores hereditarios. La antigua religión védica consistía en la adoración de poderes personificados de la Naturaleza, dioses del cielo, el aire y la tierra. Gradualmente la creencia en estas distintas deidades lleva a la convicción de que ellos son manifestaciones del Uno, que tiene muchos nombres, como Prajapati, Vihsvakarma, etc., pero es finalmente llamado Brahman, una palabra que en los himnos antiguos no significa nada sino el poder del devoto, en una forma análoga a la cristiana concepción del Logos. A esto fue agregada la idea de que este brahmán no era nada sino «El que todo lo penetra» (atman), conociendo al cual se conoce a todos. Así tenemos una junto a otra dos fases de la religión: el viejo culto de sacrificio, donde el hombre busca encontrar un sitio en el Paraíso por medio de un comportamiento moral y ofrendas a los dioses, y la búsqueda del mayor conocimiento, el conocimiento del brahmán. Esta posición fue alcanzada antes del tiempo de Buda; el total desarrollo del sistema brahmánico descrito arriba alcanzó forma al suceder los siglos.

Filosofía

La filosofía que prevalece (hay por supuesto también otros sistemas, aunque todos están estrechamente interconectados), la doctrina de la realidad esotérica con la que se relacioña el sistema esotérico relatado arriba, es una forma de intransigente monismo llamado Vedanta; mantiene que hay sólo Una Realidad, el Brahmán, de quien nada puede ser predicado. Éste es El No Mostrado, el No Conocido Dios; cualesquiera sean las cualidades o atributos que uno pueda esperar usar para expresar su naturaleza, en una famosa frase védica: «No es eso, no es eso» (neti, neti). Conocer esa realidad es conocer todo, de la misma forma que conocer la arcilla es conocer todo lo que está hecho de arcilla, las aparentes diferencias consisten sólo en nombre y forma (namarupa). Esta realidad está dentro de nosotros mismos; y nosotros en ella. Es, de hecho, nuestro único verdadero Mismo (atman), oscurecido en nosotros por la personalidad (ahamkara) .y atributos (upadhis). El conocimiento de esta realidad es liberación (nwksha, nirvana), exactamente corno una vasija de barro se rompe nos damos cuenta que el espacio interior es uno con el’espacio exterior. Alcanzar esta liberación es el más alto fin de la, vida.
La vida de cada alma individual (jivatman) sigue un doble sendero —la primaria voluntad para la experiencia (pravritti margaya)— y la posterior voluntad de rechazo (nivritti margaya), o brevemente, el camino de la búsqueda y del regreso, familiar a los místicos de todas las épocas y países. El proceso de encarnación y liberación es siempre progresivo; pero en vista de que el liberado no vuelve, está claro que los buscadores deben estar siempre en la mayoría. Sin embargo, es algo malvado para una comunidad estar compuesta sólo de aquellos que buscan, sin una debida posibilidad transformadora para aquellos que regresan.

La sociedad humana

Sobre esta base los antiguos rishis se establecieron como las cuatro almas de la vida humana, Dharma, Artha, Kama, Moksha, es decir, Moralidad, Consecución, Salud, Cumplimiento de Deseos y Liberación. El hecho de que almas individuales estén en diferentes estapas de desarrollo, además de poseer capacidades especiales o tendencias tanto como méritos propios de acuerdo con la naturaleza de su acción pasada, se refleja en la teoría de casta (yama, litetalmente, color), cada una con su apropiada moralidad (svadharma).
«Casta», como ha dicho Sister Nivedita, «es continuidad de raza; es el sentido histórico; es la dignidad de la tradición y propósito para el futuro. Es aún más: es la familiaridad de todo un pueblo en todos sus rangos con el único supremo motivo humano: la noción de noblesse oblige.»

Matrimonio

Moksha, o liberación, es fmalmente alcanzado por el individuo solo, y depende de la relación de él o ella con Dios. Pero los fmes seculares de vida, moralidad, riqueza, deseo y, sobre todo, el nacimiento de niños, requiere cooperación de hombres y mujeres. Entonces en el sistema social hindú se hace gran énfasis en el matrimonio; más allá de la recomendación del celibato para los miembros de todas las instituciones religiosas, se declara expresamente que nadie puede alcanzar el cielo después de la muerte, o pueden permanecer sus ancestros allí, si no ha tenido un niño. El matrimonio hindú es indisoluble, excepto en la cuarta casta. La poligamia está permitida, pero es comparativamente rara, debido a que el número de hombres y mujeres es aproximadamente el mismo; la razón más usual para un segundo matrimonio es la falta de niños en el primero. Como en tantos otros sistemas, la base del matrimonio es el deber más que el amor romántico. El estado espiritual elevado de la mujer hindú se refleja en la mitología; realmente, como hemos visto, hay muchos millones de hindúes que piensan habitualmente en Dios como en una Ella.

Es Ella. (dice Shankaracharya) con quien Shiva busca protección…
Cuyas palabras son dulces,
La destructora de enfermedades,
Extendiéndose siempre y en todos los sitios,
Tierna enredadera de inteligencia y felicidad.

«La madre», dice Manu, «excede a cien padres en el derecho a la reverencia y en la función de maestro.» Y otra vez en el Kubjika Tantma: «Cualquiera que haya visto los pies de mujer, que los adore como a los de su maestro.»

Renunciación

Todos viven como ciudadanos salvo aquellos pocos que sienten ya en su juventud la irresistible llamada a la renunciáción (vairagya, marchándose), y así se convierten en monjes o monjas. Para éstos el ascetismo es una vocación. El ciudadano, por otra parte, como hemos visto, debe casarse y tener un niño. Pero la vida como ciudadano no es para toda la vida, aun de un hombre ordinario; llega un momento en que él, también, se marcha del mundo. Su vida es planificada en cuatro etapas (ashramas), como sigue: estudiante, cabeza de familia y ganador de riqueza, retirado, y finalmente completa renunciación a todas las ataduras. Es la fuerza de carácter, el mérito acumulado en muchas vidas así ordenado, lo que gradualmente madura en el alma individual, hasta que al final siente la irresistible llamada y se inclina con todas la fuerzas hacia la liberación (nirvana).


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